viernes, enero 23, 2009

Los Recuerdos (no) son solo míos

Conversando el otro día con Álvaro y David me di cuenta de algo que me dio mucha alegría, la mayoría de los recuerdos que tenía de mi adolescencia no eran de mi exclusiva memoria, sino la de ellos también. Permitiendo que esas imagenes tuvieran nuevos colores, nuevas sonrisas e inclusive completando algunas de las cuales solo conocía una parte.

Esto ha sido una gran sorpresa para mi porque por muchos años, estas historias solo las conocía yo y cada vez que las contaba parecían una ficción que pude haber creado porque quien me escuchaba no tenía idea quienes eran los otros personajes que aparecen, que forma de vestir tenían, además que la visión que con la cual siempre quedaban era la mía, siendo una especie de monologo donde yo solo obtenía el placer de mantener vivo a estas personas, que desaparecieron tiempo atrás. Mas ahora cuando las comparto con quienes vivieron esos momentos no solo nace una sonrisa por el recuerdo sino que además a veces aparecen explicaciones que no se dieron en ese momento para tratar de salvar algo de dignidad, florecen respuestas donde tratan de dejarme a mi en vergüenza, en fin, el poder compartir de manera recíproca los recuerdos es un placer que recomiendo porque nos recuerda quienes fuimos y siempre viene acompañada de una sonrisa, sin importar el cariz que tenga ese recuerdo.

viernes, enero 16, 2009

(Re) Viviendo los mismos lugares. Parte II

"Home sweet home
Home sweet home

Esta no es, no es mi casa, no"

Home Sweet Home
de: Los Pericos

Si bien todos teníamos ganas de ir a un lugar distinto al cual nos encontrábamos, la opción de Amaris era solo de ella. Andrés, Alvaro y yo, David nos había abandonado, se enfilaba en mantener el rock en el ambiente. Así que enfilamos nuestras ideas en las luces de un auto y empezo la busqueda de un lugar donde podriamos terminar la noche. Varios de los lugares que Alvaro recomendaba estaban cerrados para prepararse para la gran farra de año nuevo, pero no todos nos defraudaron, siempre existe una luz donde llegar, la nuestra se teñia de neón y se podía leer "Greenwich Pub", un armario compartía la noche con la puerta y se observaba personas que salian tambaleandose por tener la mente y los sentidos nadando en cerveza.

Al entrar sentí que todo el espacio que entregaba la calle había conseguido su antonimo en este lugar, como tantas personas podían estar dentro de este lugar que por primera vez veo que hace honor a su nombre, el tamaño es el de un bar, una barra y el espacio para 3 mesas más, pero adentro habían tantas personas como para llenar tantas pub como la imaginación permita. Entre empujones, codazos y uno que otro "permiso" logramos llegar a un pequeño espacio donde nuestro volumen no sufria la invación de otros, por algunos segundos solamente.

Me sorprendió que lo que escuchaba eran las melodías que había dejado en el sur, mas esta sensación solo duró por unas canciones ya que empezaron llegar las notas de canciones que si bien son de allá, hace tiempo que se dejaron de escuchar, ¿por qué estamos escuchando "Corazones" de "Los Prisioneros"?, ¿"Música Ligera"?, ¡"Lamento Boliviano"!, ¿qué ha pasado en todos en estos años, dónde están los ritmos del 2000?. No seré injusto, también habían canciones nuevas, para mi, esas bandas que surgieron cuando yo estaba conociendo el verdadero significado de otoño. Acompañado de los ritmos siempre está el baile, algo que acompañado del alcohol es lo que termina de dar el ambiente a estos lugares.

Después de la segunda lata de cerveza empecé a recordar los codigos de acá, donde las miradas furtivas son algo del sur y una sonrisa picara es más común de lo que recordaba y por otro lado me recordó las miles de veces que nunca lograba observar el momento que me sonreian a mi, cosa que se dedico Alvaro a refrescar no con recuerdos sino con avisos. Andrés por otro lado perfecciono la manera de obtener beneficios de ello. Con lo que me recordó muchos años atrás cuando eramos más y vivimos algo similar a lo que sucedio esta vez.

sábado, enero 10, 2009

Choques

Esta semana, en realidad todo el tiempo que he estado por acá, y todo el tiempo que me queda lo más seguro, he sentido que mi manera de hacer las cosas es un poco (en realidad muy) distinta. Con lo cual me he visto en una serie de incomodidades, por ejemplo:

No entiendo porque todo se tiene que pedir a gritos cuando uno lo puede hacer de forma calmada y tranquila, pero no solo en eso, porque todos tratan de obtener todo con un poco de violencia cuando la cortesía puede ser tan útil.

Esto me lleva a pensar que tal vez yo sea demasiado gentil con lo cual, puede ser efecto de mis cambios de lugar pero no me recuerdo así, más bien siempre me he visto como una persona calmada (ok, confieso mis arrebatos pero los negaré para poder justificarme en esta entrada). ¿De haberme quedado sería distinto?, esa es una pregunta sin sentido, no se puede responder. Ahora volviendo a lo que quería hablar, estos choques entre su manera de ser y mi manera de actuar me llevan a sentirme que en realidad soy un poco extraño por acá, no me siento tan a gusto como para sentar mis ideas por acá, por mucho tiempo, por ahora.

viernes, enero 02, 2009

(Re) Viviendo los mismos lugares. Parte I

"No somos los mismos de antes,
pero somos los mismos de siempre"

Diego González Reinfeld

La Plaza Altamira es el lugar donde se inician los planes, llegar al circulo de grama donde está el mástil de la bandera, cerca de aquellos escalones que tiempo atrás eran el desafío para patinadores (en patines en línea), quienes lo descendían de espalda, unos más osados saltaban, otro realizaba la maniobra a pie, pero la mayoría prefiere ir escalón a escalón.

Juntarse con Alvaro, David y Andrés siempre ha sido un poco complejo, en realidad, lo más complejo es Alvaro, quien siempre tiene que arreglarse para ir a cualquier lugar, porque como bien dice él: "Todo lugar ofrece oportunidades", lo cual me llevo a esperar más de lo que me interesaba. La reunión como de costumbre fue en un restaurant chino (la costumbre para ellos, a mi me parecía un panorama extraño y no lograba entender que pensaban hacer ¿comer arroz?, no tengo hambre, pero David me comentó que era el lugar por excelencia de los estudiantes por los precios bajos que poseen en las cervezas), el cual estaba lleno. Pero mi sorpresa fue mayor cuando vi llegar a Luis, a quien no había podido llamar. Solo faltaba que llegara Andrés quien estaba con una perra (de raza beagle). Así que al vernos en el dilema que no había mesas fuimos a buscar otro restaurant que quedaba cerca.

Los colores rojos y dorados acompañaban la danza que tenían los dragones verdes de largos bigotes que nos observaban desde la pared, que eran testigos de como se vaciaban las botellas de cerveza entre risas y comentarios absurdos. Las historias solo eran interrumpidas por aclaraciones de terminos que no lograba entender o porque esa broma requería haber vivido esa fiesta en particular a la cual no pude asistir porque me encontraba en otra. La familiaridad que teniamos los 5, porque Andrés ya había dejado a la perra en su casa, nace en la adolescencia y ese tipo de lazos me parecen que son difíciles de romper. Sueños, planes y nombramiento de padrinos de hijos que no se espera a que nazcan en esta decada terminaron de vaciar las botellas y devorar un plato de arroz con gato, o eso fue lo que dedujimos que era la carne del plato que encaró Alvaro.

Aburridos de oriente partimos en busca de nuevos horizontes, dando paso a la busqueda de un nuevo lugar, que unido a un pequeño cambio en los participantes, saliendo Luis porque debe trabajar en la mañana y la llegada de la novia de Andrés, que concluye con nuestra caida en un lugar demasiado folklorico en su decoración pero rockero en sus ventanas de plasma, la conversación fue un poco más seria por segundos y las anecdotas sobre las fiestas en las que había estado ocuparon el aire que nos envolvía. Juegos de video, antiguas novias y extraños vicios mantenían, a ratos, la atención de Amaris (novia de Andrés), mas su interés por salir de un lugar tan feo a algo más intersante, que era mi interés además, nos llevo a dirigir nuestras mentes embotadas a nuevos destinos.