miércoles, septiembre 12, 2007

Quiero decirte Adios

Adios. Que difícil se hace esa palabra, en la mayoría de las despedidas.


Adios. Que difícil se hace esa palabra, cuando quieres estar un rato más.


Adios. Que dolorosa se hace esa palabra, cuando sabes que es la última vez que la vas a decir.


Adios. Que insostenible se hace esa palabra, cuando la acompaña un "Te Quiero".


Adios. Es aquello que quiero decir pero me duele el alma el pensarlo.


Adios...

1 comentario:

Dagarrotipo dijo...

Quien dijera adiós a Dios, se despediría de todo y de todos. Dejaría las formalidades para otros, los equipajes para los que partan en viajes más largos o quizás más placenteros. Quien dijera adiós con la mano, lo haría como esgrimiendo un pañuelo invisible para espantar a los espectros o para demostrar su rendición ante las vicisitudes del tiempo.
¿No es acaso que las despedidas invitan al reencuentro? Entonces por qué este ensalmo, esta fórmula que pide al olvido que nos rescate del naufragio de la memoria. Adiós, decimos, buscando de algún modo hacer posible lo imposible: permanecer impermeables ante el llanto que nos aguarda.
Adiós digo yo, para que el eco no responda nada... simplemente venga hasta a mi, me abrace y me consuele. No hay palabras, después de todo, que valgan de algo después del desencuentro...